viernes, 20 de marzo de 2009

CASA

Mantén la puerta abierta
pero las ventanas no:
por la puerta entra el amor,
el odio por las ventanas.

Mantén la puerta cerrada
y las ventanas abiertas,
por ellas entra la vida
y la muerte por la puerta.

domingo, 15 de marzo de 2009

ROMANCE VERDE

Verde que te quiero verde (F.G.L.)

Verde de corpiños verdes (G.D.)




Verde, verde. Todo es verde.
Verde, Federico, el viento.
El río verde, Gerardo.

Verde, verde. Todo es verde.
Con mis ojos verde veo
porque los tuyos son verdes.
Verde, mujer, es tu cuerpo
y verde lo quiero yo
bajo el verde, verde abeto.
Sobre el verdegal temprano
morderé tus verdes pechos
y me iré poniendo verde
entre tus muslos verdejos.
Y tus ojos -¿verdemar,
verdegay, verdinegros?-
se ocultarán en la noche
tremulante de mis dedos
y gritaré, liberado
de tu mirar verdefuego.
El verderón en su rama
canta su verde embeleso
y mi boca, verdiseca,
está conquistando un beso
del verdor inmaculado
de tus labios verdetiempo.

Verde, verde. Todo es verde.
Verde vivo, verde siento
y verde de dicha verde
en mi mundo verde muero.
Nubes verdeceledón
yo por mortaja requiero,
cirios, lutos y guitarras
verdesol para mi entierro,
verdascas y risas verdes,
tierra verde sobre el cuerpo
que mi alma verde vuela
donde más verde es el cielo,
bañada en verde esperanza
se va alejando del suelo.
Sobre el verdín de mi tumba
Verdemontaña es el viento.

domingo, 8 de marzo de 2009

DE DONDE NACE EL VIENTO

Una vaga conciencia
de siglos en mi sangre,
de olas milenarias
y vientos siderales,
de muertes y de vidas,
tengo, y de paisajes
que nunca he vislumbrado,
y una luna sin cráteres.
Yo he sido muchas veces
y vuelvo por buscarte,
porque estaba metido,
incrustado en mi carne
como cristal fulgente
el sueño de tu imagen.
Yo soy de muchas veces:
de pasadas edades
perdidas y sombrías,
de pueblos abismales,
de la noche del fuego,
de primarias deidades
que dejaron grabados
sus pasos minerales.
Y siempre te he buscado
- y he llegado a encontrarte,
difuminada siempre.
vestida de otra carne-
para vivir el tiempo
que inundaba mi sangre,
morir, nacer, buscar
tu cuerpo de esta tarde.

De donde nace el viento,
donde la noche sabe
a cristales de estrellas,
caminos siderales,
caracolas dormidas
de inexpugnables mares
venimos, verdeciendo
los más profundos valles.
Venimos de la noche,
del misterio insondable,
del sueño más recóndito,
del vientre de la madre
oscura y tenebrosa.
Mujer sobre la tarde,
¿te has parado a pensarlo?,
¿te atreves a mirarte
en el espejo negro,
ves tu esencial imagen
en tus ojos cerrados?
Amada mía, amante,
somos seres telúricos
que sobre la tierra arden.
Hay un pacto de siglos
cumplido en este instante.
Venimos de la noche,
del misterio entrañable.
Estamos en la aurora
del beso y de la sangre.
Es concreto tu cuerpo
y tu viento es palpable,
tus senos, tus caderas,
tus labios terrenales.
El mundo en ti es tangible
porque el mundo es tu carne.
Y tangible es el viento,
y tangibles las aves
que vuelan de los labios,
tangible es el carácter,
sin lugar y sin nombres,
eterno, de este instante,
es el verbo que pongo
desnudo, inquebrantable,
al hecho de querernos,
de amarnos esta tarde
con la fuerza terrena,
cósmica de la sangre,
de la lluvia y el viento
que en nuestras venas caben.

domingo, 1 de marzo de 2009

ORÍGENES

Yo vengo de una luz que quiebra en los alcores
su espacio y se hace viento azul de lejanía.
A un lado el pinar y el monte con encinas,
al otro el Duero avanza con su escolta de álamos.
El páramo luce sus yesos más vivaces,
los campos cultivados en el otoño se abren
y el campanario alza su voz y su cigüeña.
Yo vengo de una tierra, si pobre, bien vestida,
de sol, de primavera, de flores y de risas,
y, cuando manda el viento, de hojas y más hojas,
donde la arcilla guarda límpida y fresca el agua,
alma o tiempo de un pueblo que bebe, mira y calla.
Mi estirpe es mesetaria, sus pasos mil caminos
abrieron sobre el polvo, el polvo que hoy los cubre,
erigieron en piedra su espíritu de nube,
de cumbre entresoñada allende la llanura,
me dejaron el fuego en las noches de invierno,
un libro de arreboles escrito por el viento
y el suelo castigado donde el esfuerzo arraiga.
Ya todo lo he perdido, las paredes de barro,
la entraña de la encina herida por el rayo,
la tarde precursora de una noche de luna
desnuda por el río y la clara mañana
despertando a la vida con un agua en la cara.
Y en mi memoria busco el origen más próximo,
el mar que reconozco me acercará al primero
y hará de mi presente algún día recuerdos.
Por eso cuando tengas mi vida ante tus ojos
tendrás también la historia de un mundo que agoniza,
de un mundo que abandono por mirarme en tu risa,
cobardía de amor que, sin saberlo, absuelves.