domingo, 1 de mayo de 2016

EL PINAR EN LA TARDE

Y tienen, ¡miradlos!, trenzadas las manos
los puros pinos de luz, cicatrizadas
las heridas que nos dieran calor y alumbraron
en las noches primeras cuando el niño
se abrazaba a la madre y el hombre
al hermano, al compañero, y era de todos
el exiguo sustento y la tristeza.
Tienen, solidarios, trenzadas las ramas
donde anidan las aves que vivirán del trigo,
de la espiga granada creciendo junto a otra espiga
y otra espiga y otra espiga hasta lograr
el pan de cadas día para todos.

Y tienen, ¡sentidlos!, la humedad del llanto
y el dolor que el viento acerca a sus oídos
desde lejanas playas y palmeras sin sombra
porque la muerte copia su silueta y convierte
en espanto el fuego de sus hojas
y el agua en sed y sangre.
Conservan recuerdos antiguos de incendios
y heridas de bala de una guerra fratricida
que los hombres olvidan con la misma indiferencia
con que ignoran ahora otras guerras que llenan
sus momentos escasos de tranquilo relajo
entre el largo trabajo y el ocio dirigido.

Bajo el lento pinar esta tarde de invierno
-la ciudad está cerca, serena, adormecida,
tendida en el asfalto de un domingo benévolo-
nos sentimos seguros, acaso más humanos
porque hemos visto a un niño
sin vida en una playa y sentimos su muerte,
indignados si quieres, solidarios verbales,
y volvemos a casa sin saber que pisamos
lágrimas cristalizadas que derraman los pinos.

Ellos tienen, ¡nos miran!, el tormento, la pena,
el desprecio y condena, la amargura del mundo
y un punto de esperanza en sus altas pupilas.

Poema galardonado con el Primer Premio en el XXIV CERTAMEN LITERARIO DE PROSA Y POESÍA
SANT JORDI 2016 PARA ADULTOS (POESÍA EN CASTELLANO)La Solidaridad era el tema a tratar.

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