sábado, 28 de junio de 2014

LA MEMORIA DEL AGUA



A Ramón García Mateos



El viento de los álamos, del agua la memoria,
del olvido la sed, del sueño lo que fuimos.
El otoño nos puebla vencido de racimos.
Es el tiempo pasado polvo seco en la noria...

He vuelto a ver la luz quebrada entre los sauces,
el agua que se va con la lenta costumbre
de río que fue cielo, que fue brisa, fue cumbre
y exhala a flor de piel remolinos o fauces.

Observo a aquel asombro del niño en la crecida,
el cauce desbordado después de tanta lluvia,
el verano tranquilo bajo la sombra rubia
y el sol en la corriente salpicado de vida.

Huele a pan como entonces, a lluvia redentora,
a primavera azul, a otoño y a cosecha,
a lejanía y sueño, a bodega y endecha,
huele a nuevo el recuerdo bajo la clara aurora.

En el portal en sombra de la casa arrumbada
la palangana o cofre donde brotara el agua
la huella de mi rostro conserva cual la fragua
el germen del sudor, de la hoz y la azada.

Más allá de los pinos, la vía ya sin trenes,
la iglesia donde alienta el bronce como un eco,
más allá del arroyo, apenas cauce seco,
aún susurran los olmos de plateadas sienes

con los pies en el agua y la frente inclinada,
aún pulimenta el río sumergidos guijarros
y en la empinada cuesta las huellas de los carros
entre la hierba anhelan resurgir de la nada.

Yo vuelvo como el agua al río de mi infancia,
tan iguales los dos y los dos tan distintos,
evocando lagunas, oscuros laberintos,
con la memoria a cuestas y su añeja fragancia.

Aflora de las fuentes que quiebran la ribera
voz de cristal radiante narrando los sucesos
de entonces y de siempre. Bajo el azul impresos
los páramos distantes aguzan su sordera.

El río es una espada hendiendo la llanura,
brindándole al paisaje de polvo y de secanos
antiguas geografías de vida y de veranos
salvados por el agua de ondulante cintura.

Abrazando mi pecho -amor herido, espejo,
aceña de la sangre- los chopos en hilera
acechan viejos visos de polvo y de quimera
y aventuran un mar dormido en su reflejo.

La húmeda nostalgia que anida en mi garganta
se apaga en el caudal de los sueños nacientes,
un vendaval de risas pasa bajo los puentes
y el aire, niño viejo, con voz quebrada canta.

El viento de los álamos, del agua la memoria,
del olvido la sed, del sueño lo que fuimos.
Hacia la mar el río, la voz oculta en limos,
avanza repitiendo la misma eterna historia.








Tercer Premio en el

XVII Certamen de Poesía “Amanecer Literario”, 2014

Círculo de Castilla y León de Barcelona

lunes, 9 de junio de 2014

CON EL DOLOR CALLADO DEL RECUERDO (CASTILLA – Y UN POETA NACIENDO- EN LA MEMORIA)

Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
(Antonio Machado)


Con la memoria dulce de los sueños
que brotan su amapola en los sembrados,
y este dolor amigo de la noche
como una larga espina traspasando
la frente de la vida consumada,
ingenuo propietario de unas manos
que ponen sobre nieve sus recuerdos
robados a las sombras o heredados,
esparzo por los surcos de mis versos
tesos, olmos, besanas, campanarios,
eriales y rastrojos donde a veces
un vuelo de perdiz trunca un disparo.
Camino recordando dolorido
al niño aquel que fui, pequeño y santo,
las noches estrelladas, los amigos,
el pueblo ya perdido y relegado,
al joven descubriendo poesía
en la luna, la tarde y en el campo,
en los libros, el aire y el paisaje,
las gentes, la ciudad, el pueblo calmo…

En el azul tan alto de Castilla
mis ojos marineros navegaron;
como espumas las nubes deshacían
las arenas doradas del ocaso.
De donde nace el viento me llegaban,
bajando, como el viento, de los páramos,
vocablos aventados en las eras,
susurros como lluvia que los álamos
filtraban lentamente hasta las aguas
del Duero discurriendo por mis manos,
palabras tan lejanas, tan antiguas
que olvidaron el roce de unos labios…
Las encinas, los chopos, los caminos,
la sangre de los pinos, los lejanos
alcores, las almenas desdentadas
de las tapias de adobe -paja y barro-,
el río, siempre el río, la alameda,
el monte y esas ruinas donde el grano,
tomándolas por troje, soterraba
los ecos y los rezos del pasado,
poblaron mi niñez donde el pan era
eterno compañero del tasajo,
del aceite endulzado y de la nada
surgiendo de la niebla y los secanos.

La ciudad castellana era una fiesta
en mis ojos de niño alucinado
cuando íbamos de compras, de visita
a casa de los tíos. Y era mayo,
con flores de cristal, fruta prohibida;
maravilla engarzada en el asfalto,
para mi pobre enero, cada viaje.
Las voces que la piedra ha conservado
grabadas en el eco de la tarde
granaban mis oídos como marzo,
invisible la nieve de su frente,
granaba con su soplo los sembrados.
Por las calles antiguas y los libros
mis pasos vacilantes se adentraron;
el alma numinosa y tanta historia
respondían al eco de mis pasos;
al eco de mis pasos los poetas
de amordazada voz, los vates gratos
a los dueños del día, hasta un silencio
de versos nunca escritos elevaron
sus rítmicos secretos, y mis dedos
contaban las auroras, los ocasos
dorados, las palabras como arenas
de rumoroso mar alto y lejano.
¡Qué luz tan azul! Era yo entonces,
heredero de inviernos y veranos,
primavera de dicha enajenada,
otoño vislumbrado con trabajo,
estremecido asombro entre las brumas
que los versos abrían a su paso…

Por tierras de Castilla sola el alma
quedó sin este cuerpo condenado
a buscar otros soles y el sustento
que devino pan negro, vino amargo.
Me quedé con mis muertos y Castilla
clavada en la memoria como un lago.
¡Qué dolor en mis ojos, qué elegía
quebrada en la garganta, qué acerado
puñal, qué lividez en las palabras,
qué caer en olvido tan aciago!
Ha horadado mis palmas la nostalgia
del trigo, del lagar, del pan honrado,
del vino que aromaba la ribera
donde recuerda el viento antiguos pasos,
dejándome en las manos el vacío
que dejan en la mar tantos naufragios.

Por esos campanarios las cigüeñas
ya habrán ido llegando, sonrosado
color de harina nueva y de esperanza
pondrán otras auroras en los campos…
Desnuda frente al mar del abandono,
por yermos de hormigón y cielo bajo,
mi alma desterrada deambula
sufriendo, sí, doliendo en castellano.


Tercer Premio Certamen de Poesía del CÍRCULO ARTÍSTICO LITERARIO
SEMILLERO AZUL, Sant Joan Despí, 2014