sábado, 27 de mayo de 2023

PALABRAS PARA UNA AUSENCIA

 

A la memoria de Almudena Grandes




 

Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,

acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

LUIS GARCÍA MONTERO




 

 I


Somos hijos de nuestras lecturas,

innumerables padres y madres nos forjaron

desde mi mama me mima hasta el infinito en un junco

o el libro de arena que nos contiene en un estante

oculto de la inmortal biblioteca ciega, o el cementerio

de los libros olvidados, o los mundos mágicos

de Oz, Barcelona, Vetusta, Macondo, Comala…

Escribimos para perpetuarnos en afines lectores,

en los ojos de aquellos que descubren nuestro mirar como suyo

y  en los de quienes nunca leerán un verso, un párrafo,

una página en blanco donde nada ocurre y un universo cabe.

Somos las sílabas heredadas que recolectamos y legamos

con la vana ilusión de crear un idioma, hacer un mundo

en una lengua que nos sobreviva cuando, como tú,

nos apartemos a un lado del camino por donde fuimos

derramando palabras, o viento, o lluvia, o amor…  


 

II

 

Porque no hay edades que no sientan la erótica carga del llanto y la ausencia,

ni corazón helado por esta España tan machadianamente tuya

—la de los aires difíciles y castillos de cartón, la de los besos

en el pan y en la boca amarga del abandono— que no llore tu partida.

Bailamos un tango interminable como un río o como un nombre

en la amplia geografía humana de cualquier viernes desierto y negro,

buscamos la alegría, eternamente Inés, y Malena, Manolita, Lulú…

pacientes deudores de una guerra interminable, lectores

de las vidas que nos diste, con esa letra grande de las madres

en las celebraciones y las derrotas, con ese vocabulario de los balcones,

de estaciones de paso y herida perpetua,

palabras eternas en dulce maridaje de poeta y narradora.   

 

 

 

III

 

Bajo la luz quemada y con frio en los ojos pasamos como nubes de ciudad,

con la historia desnuda de nuestras vidas oculta en habitaciones separadas,

con esta suerte frágil de vivir con tu nombre aún en nuestros labios,

con puertas silentes en la espalda y un murmullo de agua,  

con besos tan dorados como el beso aquel de la memoria,

con el tiempo sin tacones y el habla de los jardines extranjeros,

con las ramas muchachas y difíciles de las palmeras altas,

con ese sueño tuyo que no puedes ya contarnos,

testigos mudos de la historia donde van a esconderse los últimos abrazos

vamos, sin idiomas, de nuestras soledades a la tuya,

escogiendo nuestras derrotas como si alguna vez no hubieses existido,

porque somos ya diciembre como el cadáver blanco de los ríos,

y no sabe de amor quien no ha perdido, por amor, una casa,

porque ya conoces los vientos, la lejanía y la piel de la noche

y tu nombre lleva el invierno encerrado en sus sílabas

como nieve de olvido para aprender a recordarte,

porque no estás aquí y nadie sabe dónde acaban los sueños.

 

 

 

IV

 

Federico García lleva de la mano bajo la luna triste de Granada

a Luis García Montero, cervantino y desolado,

y se queda Rota con su nombre a solas,

Alberti, blanca melena al viento, entra en la ciudad como en un libro,

Miguel Hernández te sueña en su encierro con los ojos abiertos

y Antonio Machado rompe en dos el corazón como aquellos versos

que recordar no quiso. Julio Verne presagia a tu lector y Galdós

pinta las calles y mentideros de la capital que espera tu llegada

para sentir un soplo de aire fresco entre el olor secular de la miseria.

Madrid te nacerá, rompeolas de todas las Españas, para dejarte al fin

en la última página de arena que nos cuenta.

 

Apenado y solo recojo sal de llanto, palabras:

palabras tuyas, de ellos, de todos los que han sido

sobre la tierra nuestra, palabras para sobrevivir

al dolor de tanta ausencia, tanta humillación,

tanta derrota, tanta luz apagada, al dolor,

tú lo sabes bien, de ser mujer o ser poeta.


Poema ganador  del 

XLIII Certamen de Poesía Pluma de Oro, Alcorcón (Madrid), 2023.

martes, 28 de febrero de 2023

CIUDAD DE LUNA Y DE LLANTO

 

A José Moreno Arenas

 

Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.

(FEDERICO)

 

El oro de los arroyos

flota en la tarde tronchada

y Federico García

camina sobre las ramas,

enorme muerto del aire,

rumor oscuro de balas,

verde sueño de la mar

con barcos en las entrañas.

Los gritos que da la noche

ceniza de fuentes calla

y los heridos de espuma

tejen ojos de campanas.             

Llevan los grises olivos

capotes a las espaldas

y versos de sangre abierta

clavan cuchillos al alba.

Las manos tristes del viento

esconden bajo las cañas

las penas de los ahogados

en noches de luengas capas.

 

Vienen del sur más al sur

llantos de sierras nevadas.

El aire caliente muerde

por jardines y por calas.

En el cordobán del llano

resuenan amargas palmas,

silencia rumor de ríos

el polvo de las guitarras.

Caen cirios de penumbra

derramando por las tapias

ojos de ninguna aurora

que la noche no levantan.

Son de sangre, no de oro,

los crepúsculos de gasa.  

Viejos recuerdos de bueyes

lloran los cauces sin agua.

Los arrabales de luna

con surtidores de calma

acechan pasos silentes

sin rejas en las ventanas.

 

Suben del trigo a la nieve

las coplas que el pueblo canta

y van buscando la mar

cansadas hebras de plata.

Cauces cerrados de mirtos

insinúan su plegaria

cuando los ríos se juntan

y hacen pequeños los mapas.

Corriendo van por la vega

y penetran en las casas

donde duermen los romanos

y los gitanos descansan.

Ofrecen al caminante

sombra de cal y posada

con aire de orfebrería

y aleros de filigranas.

Los pontones gimen secos

primera canción del alba.

Los ríos de Andalucía

nunca olvidan lo que cantan.            

 

Federico en carne viva

solo por amor aguarda,

doradas como los trigos,

desencarnadas navajas,

que si no le dan la vida

le servirán de mortaja.

La tarde calla en los pozos

que compartían sus aguas.

Y el amor que entonces era

olivo de pena amarga

regala por las aceras

su dentadura de espadas.

Tras las hileras de chopos

se desmoronan las casas

y se adormecen rencores

por el corral de Bernarda.

Asquerosamente rubia

se resolvió la mañana.

¡Ay, como respira el tiempo

bajo la arena del drama!

 

¡Ay, ciudad de los poetas,

de las líquidas metáforas!

¿Qué ciego cubrió con sangre

 júbilo de tus pestañas?

Agonía de claveles

a los miradores clama,

sin ojos porque no hay nadie

que en el polvo abra ventanas.

Galopa corcel de viento

que en el mar los enterrara

y su cutis de aceituna

porque lo descubra el alba

pone el poeta en la brisa

que batalla con las alas.

¡Mirad como cuaja el tiempo

en las heridas de balas

y recitan sus poemas

bocas nacidas del agua!

¡Cómo retumban los pasos

por la luna, en su Granada!

 Granada, junio 2022


 Poema ganador del 

XXXIV CERTAMEN DE POESÍA BLAS INFANTE 

Apartado B (Lo andaluz en general)