A José Moreno Arenas
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.
(FEDERICO)
El oro de los arroyos
flota
en la tarde tronchada
y
Federico García
camina
sobre las ramas,
enorme
muerto del aire,
rumor
oscuro de balas,
verde
sueño de la mar
con
barcos en las entrañas.
Los
gritos que da la noche
ceniza
de fuentes calla
y
los heridos de espuma
tejen ojos de campanas.
Llevan
los grises olivos
capotes
a las espaldas
y
versos de sangre abierta
clavan
cuchillos al alba.
Las
manos tristes del viento
esconden
bajo las cañas
las
penas de los ahogados
en
noches de luengas capas.
Vienen del sur más al sur
llantos
de sierras nevadas.
El
aire caliente muerde
por
jardines y por calas.
En
el cordobán del llano
resuenan
amargas palmas,
silencia
rumor de ríos
el
polvo de las guitarras.
Caen
cirios de penumbra
derramando
por las tapias
ojos
de ninguna aurora
que
la noche no levantan.
Son de sangre, no de oro,
los crepúsculos de gasa.
Viejos
recuerdos de bueyes
lloran
los cauces sin agua.
Los
arrabales de luna
con
surtidores de calma
acechan
pasos silentes
sin
rejas en las ventanas.
Suben del trigo a la nieve
las
coplas que el pueblo canta
y
van buscando la mar
cansadas
hebras de plata.
Cauces
cerrados de mirtos
insinúan
su plegaria
cuando
los ríos se juntan
y
hacen pequeños los mapas.
Corriendo
van por la vega
y
penetran en las casas
donde
duermen los romanos
y
los gitanos descansan.
Ofrecen
al caminante
sombra
de cal y posada
con
aire de orfebrería
y
aleros de filigranas.
Los
pontones gimen secos
primera
canción del alba.
Los
ríos de Andalucía
nunca olvidan lo que cantan.
Federico en carne viva
solo por amor aguarda,
doradas como los trigos,
desencarnadas navajas,
que si no le dan la vida
le servirán de mortaja.
La tarde calla en los pozos
que compartían sus aguas.
Y el amor que entonces era
olivo de pena amarga
regala por las aceras
su dentadura de espadas.
Tras las hileras de chopos
se
desmoronan las casas
y
se adormecen rencores
por
el corral de Bernarda.
Asquerosamente
rubia
se
resolvió la mañana.
¡Ay,
como respira el tiempo
bajo
la arena del drama!
¡Ay, ciudad de los poetas,
de
las líquidas metáforas!
¿Qué
ciego cubrió con sangre
júbilo de tus pestañas?
Agonía
de claveles
a
los miradores clama,
sin
ojos porque no hay nadie
que
en el polvo abra ventanas.
Galopa
corcel de viento
que
en el mar los enterrara
y
su cutis de aceituna
porque
lo descubra el alba
pone
el poeta en la brisa
que
batalla con las alas.
¡Mirad
como cuaja el tiempo
en
las heridas de balas
y
recitan sus poemas
bocas
nacidas del agua!
¡Cómo
retumban los pasos
por la luna, en su Granada!
Granada, junio 2022
Poema ganador del
XXXIV CERTAMEN DE POESÍA BLAS INFANTE
Apartado B (Lo andaluz en general)
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