Debajo de oropeles y lujosos vestidos confeccionados por quienes se presumen dueños del tiempo tirita un cuerpo desnudo.
Bajo cada historia fabulada por los vencedores subyace una historia verdadera.
Sustentando las piedras, las arcadas levantadas para adorar a los dioses inventados a semejanza del hombre, hay restos de ancestrales cultos a desconocidas deidades.
Debajo de cada camino asfaltado hay huellas de pies descalzos sobre el polvo primigenio.
Bajo soberbios edificios, aire contaminado y corazones de metal, late con fuerza el corazón antiguo de la tierra.
Sustentando las palabras convertidas en moneda de cambio subyace, rizoma primordial, una palabra:
La palabra primera pronunciada por el hombre. La palabra olvidada. La palabra desnuda, tiritando en el gélido polvo, ocultándose del sol abrasador en espeluncas oscuras. La palabra que otras palabras –paz, amor, felicidad, muerte- quieren recordar.
La palabra nacida de la tierra y vuelta a la tierra. La palabra que dio origen a la alquimia y a todas las religiones. La palabra que nadie puede destilar a partir de sus frutos. La palabra que intuimos vagamente en el vientre materno. La palabra que por si sola vale por todos los poemas escritos y por escribir. La Palabra.
La palabra que debiera sustituir a todas las que llevo escritas para desearos desde el origen común de nuestras vidas, todo lo bueno que la existencia nos ofrece, prescindiendo de los ropajes que hemos aceptado, como mal menor, en estas fechas. Buscadla en el fondo de vuestro corazón y si la encontráis, lanzadla al mundo entero para colmarlo de paz, amor y felicidad, antes de que el mundo se sumerja en el olvido.
Gracias, amigo. De eso se trata, de buscar la palabra justa que nos haga mejores. Y en eso, humildemente, estamos.
ResponderEliminarMucha felicidad para ti y los tuyos y un sincero abrazo.