sábado, 30 de marzo de 2013

Un antiguo poema escrito durante el servicio militar obligatorio

Yo podría amarte,
tenderme cara al cielo y recibir tus besos,
empaparme en tus caricias suaves, lentas, casi ingrávidas,
sentir la humedad de tu aliento verde,
el tibio roce milenario de tus manos innúmeras,
la magia,
el arcano cayendo blandamente
sobre las colinas,
sobre la erecta primavera de los montes,
viniendo de la bruma lejana,
desde el cielo, a confundirse con el mar,
eterno maridaje, divorcio siempre eterno.

Yo podría amarte,
abrir mis labios y recibir tu lengua
larga, ondulante,
en ráfagas de ortigas,
sentir, húmedas, fértiles, tus manos en mi frente,
colgar tu diadema de perlas en mi pelo,
abrazarte podría sintiendo como escapas y quedas prisionera,
yo podría amarte cuando vienes a mí
oh fugitiva mecida por el viento,
amorosa virgen procreadora de vida,
de la inmensa vida que corre bajo mis pies,
me rodea y me admite en su coro de voces.

Yo podría amarte
oh lluvia de Galicia cayendo rumorosa
sobre mi traje caqui,
el traje que encima me echaron
como se hecha una cuerda al alazán del monte
o al descuidado cordero
para el banquete de Pascua predestinado,
como el nombre mío, la religión, la patria,
como el arado al buey,
como la mortaja al viento.
Oh, si, podría amarte, lluvia, sí,
si libre cayeras sobre mi corazón.

MOUGA (La Coruña), 1979

1 comentario:

  1. Lo bueno de la lluvia es que después suele venir el arco iris.
    O tu poema, que tanto da.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar