A Miguel Hernández
Se ha congregado el campo por mirar
nacer al hombre, por libar sus flores
se mudan en abejas ruiseñores
y el agua, que ya es sueño, ya hontanar
de versos, vieja sed viene a calmar.
El polvo, inmolado en los colores
ardientes de la vida, se retira
cuando el aire ya vuelve por sus fueros
y cubre silencioso los aceros.
La tierra que fue pasto de la ira,
del dolor, la barbarie, la mentira,
acoge entre sus ramas mil jilgueros.
Y el barro se transforma en primavera
eterna en su
canción y su quimera.
Tus ojos pastorean otras lunas
abiertos como palmas sin victoria;
tu sangre, como un río, ya es historia;
tus años, centenario de aceitunas;
tus versos nos aventan y en mil cunas
proclama la cebolla humilde gloria;
tu desgraciada voz se alza, se muestra
herencia dolorida de un cruento
pasado sepultado por el viento
de la historia más dura y más siniestra;
tu pena es la triste pena nuestra,
arraigado dolor del pensamiento.
Y tu frente, Miguel, al carboncillo,
es un alba de luz, es un cuchillo.
Es el hombre olvidado de la historia
quien te llora y te canta, quien te vive
en las aladas rosas donde escribe
cada día su muerte y su victoria,
quien rescata las aguas de tu aljibe,
cristalino rumor de la memoria.
Es el hombre de hoy quien te reclama
porque te siente hermano y compañero
en este erial de tierra sin yuntero
que la labre y arranque la retama,
quien escucha el silencio como llama
que ha de avivar su noche de farero.
Adviértelo, Miguel, pues con las manos,
como se canta al hombre, te cantamos.
XIV CONCURS LITERARI PER A MAJORS DE 50 ANYS
PRIMER PREMIO POESÍA.
Merecido premio Jesús, enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Araceli.
ResponderEliminarCuando el árbol es fuerte, el fruto será jugoso. Sigues en la brecha, Jesús.
ResponderEliminarAsí es, María. Un abrazo.
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