De su ingente obra poética dejo aquí cuatro pinceladas:
ADOLESCENCIA
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.-
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.-
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos
(Primeras poesías, 1898-1902)
MANOS
¡Ay, tus manos cargadas de rosas! Son
más puras
tus manos que las rosas. Y entre las hojas blancas
surgen lo mismo que pedazos de luceros,
que alas de mariposas albas, que sedas cándidas.
¿Se te cayeron de la luna? ¿Juguetearon
en una primavera celeste? ¿Son de alma?
...Tienen esplendor vago de lirios de otro mundo;
deslumbran lo que sueñan, refrescan lo que cantan.
Mi frente se serena, como un cielo de tarde,
cuando tú con tus manos entre sus nubes andas;
si las beso, la púrpura de brasa de mi boca
empalidece de su blancor de piedra de agua.
¡Tus manos entre sueños! Atraviesan, palomas
de fuego blanco, por mis pesadillas malas,
y, a la aurora me abren, como son luz de ti,
la claridad suave de oriente de plata.
(Laberinto, 1910-1911)
OCTUBRE
Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente,
abría el haza oscura y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno,
a ver si con partirlo y con sembrarlo
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.
(Sonetos
espirituales, 1914-1915)
el nombre exacto de las cosas!
…Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!
(Eternidades, 1916-1917)
los poemas de Juan Ramón Jimenez siempre me han parecido melancólicos y profundos. A veces con palabras sencillas y asequibles.
ResponderEliminar"Con tu piedra" una muestra:
El cielo pesa lo mismo
que una cantera de piedra.
Sobre la piedra del mundo
son de piedra las estrellas.
O "El Pinar de la eternidad", bonito poema que nos recuerda la luz celeste y tibia.
Tus ideas Jesús de traer poemas de diferentes poetas es muy buena. Ademas juegas con la variedad, pero siempre impera el buen gusto.
Nos ha llegado el verano, aunque ha costado. Parecía que se escondía, mientras nosotros, escondidos también mirábamos con cierta esperanza el futuro incierto. Creo, que la incertidumbre, como dijo alguien del grupo el otro día, depende mucho de todos y cada uno de nosotros. Seamos prudentes. Espero un verano fantástico para todos.
Gracias por tu seguimiento, María. Durante el verano estaré menos presente en los blogs. Hay que descansar del confinamiento. Per Mas seguiré trayendo poetas que admiro o han tenido relevancia en mi trayectoria. Un abrazo. A ver si nos vemos en septiembre.
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